En los supermercados del mundo desarrollado los productos enriquecidos con Omega-3 son un oferta continua de mejor alimentación y bienestar, pero los expertos dudan de que los consumidores entiendan qué son esos componentes nutritivos y para qué sirven.

Foto: Hans Neleman

“Los consumidores no entienden lo que es”, señaló Vivian Tysse, directora de ventas de la empresa noruega de aceite de pescado Denomega, en una feria sobre productos alimenticios y compuestos nutritivos celebrada recientemente en París.

Los omega-3 son ácidos grasos nutricionales que se encuentran en el aceite de anchoa peruano, aceite de hígado de bacalao noruego, microalgas producidas en tinajas o aceite de semillas de lino.

Añadidos a los alimentos, los omega-3 actúan como el aceite de pescado, pero sin el olor ni gusto de este último.

Estudios científicos, además, relacionan esos ácidos con efectos benéficos para el corazón, la vista y la actividad cerebral.

Sin embargo, la industria de la nutrición afirma que existe una continua confusión con respecto a los omega-3.

Según la Global Organization for EPA and DHA Omega-3 (GOED) -un grupo comercial con sede en la localidad estadounidense de Salt Lake City-, la denominación “omega-3″ es un término que puede confundir a los consumidores porque se refiere a tres ácidos diferentes -EPA, DHA y ALA- que no actúan de la misma forma.

Y es que el ALA (ácido alfa-linolénico), que es un derivado de la semilla del lino, se etiqueta como “omega-3″ pero no tiene los mismos componentes nutritivos que el EPA (ácido eicosanpentaenoico) y el DHA (ácido docosahexaenoico).

Estos dos últimos son derivados del aceite de pescado; además, el DHA también puede proceder de microalgas.

“Los consumidores no conocen la diferencia pero son EPA y DHA lo que nuestros cuerpos necesitan realmente”, señala Ian Lucas, vicepresidente de la empresa productora de omega-3 Ocean Nutrition Canada.

Para hacer frente a este fenómeno, los productores suecos de omega-3 decidieron especificar en las etiquetas de los alimentos integrados con esos componentes cuál de los tres ácidos se utilizó.

“Los consumidores deben estar informados y tomar sus propias decisiones”, dice Philip Fass, director de la industria estadounidense Martek Biosciences Corporation, que produce aceite procedente de microalgas ricas en DHA.

Los productores de este tipo de compuestos, además, señalan que sus productos son más atractivos para los clientes que el auténtico aceite de pescado, pues no modifican el sabor de los alimentos en los que se incluyen.

Defienden, además, el uso de los omega-3.

“No estamos añadiendo nada a la dieta sino sólo devolviendo algo que ya existía”, resume Tysse, pese a admitir que los consumidores no tienen demasiado claro qué es lo que se les está dando en esos productos etiquetados como “omega-3″.

© 1994-2008 Agence France-Presse

0 comentarios